jueves, 6 de abril de 2017

La Orphiopogon planiscapus

¡Hola! Hoy os traigo una entrada de la sección Flora un tanto peculiar, puesto que esta, como ya habréis adivinado, no es una planta autóctona ni del Pirineo ni de Navarra.
La Orphiopogon planiscapus es nativa de Japón… entonces, os preguntaréis ¿cómo es que la podemos ver en el valle de Aezkoa y en dónde exactamente? Estas bonitas plantas fueron plantadas junto a las estelas del Museo de Abaurrea Alta en su variedad Nigrescens, variedad que, por cierto, fue galardonada con el premio Royal Horicultural Society Award of Garden Merit.
Pertenece a la familia de las asparagáceas y su nombre viene de orphis (en griego “serpiente” y pogon “barba”, planiscapus es un epíteto latino que significa “con escarpo plano” (el escarpo en botánica es un tallo desprovisto de hojas que presenta flores en su extremo).
Es una pequeña planta de hoja perenne que puede alcanzar los 20 centímetros de altura.
Las hojas, alargadas y lineales son de color verde muy oscuro o negro, este color es el que llama tanto la atención a nuestros visitantes, miden unos 6 mm de anchura.
Se multiplican por semillas y mediante cortos rizomas, son de crecimiento lento y sus semillas son de estratificación en frío, esto es, han de pasar al menos una helada antes de germinar. Una vez germinadas tardarán de 3 a 5 años en alcanzar el tamaño adulto.
Florecen durante el verano, en el centro de la planta crece el escarpo cuyas flores de pequeño tamaño brotan en forma de racimo, son blancas o lilas tirando a blanquecinas
El fruto es una baya de color verde, negro azulado en su maduración muy tóxica.
Se usa bastante como planta ornamental, aguanta bien las heladas, no es atacada por insectos ni plagas (si acaso las babosas pueden comer parte de las hojas) y es fácil de combinar porque, ya sabréis... “el negro combina con todo”.
Requiere poco mantenimiento, es importante retirarles las hojas que hayan podido caerles encima durante el otoño porque de no hacerlo perderán el color negro y se pudrirán algunas partes restándole belleza. Tampoco le gustan los suelos calcáreos.
Y creo que con esto ya os he contado todo lo que he podido averiguar sobre esta bonita planta, ahora bien, si queréis verla “en vivo” no os podéis perder el perderos en el Museo de Estelas de Abaurrea Alta.

¡Hasta el sábado!

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